Historia del toro de Grazalema - El Toro de Cuerda y su Tradición |
Página 3 de 6 Existía una jerga, una especie de idioma bovino, en el hablar diario de los grazalemeños. La palabra “hopo” o “jopo”, mechón de pelo o, figurativamente, pene del toro, se utilizaba, y todavía se usa en algunas ocasiones, para distinguir a los pobladores de uno y otro barrio. Los jopones (penes grandes de toros) eran los que habitaban en el barrio alto y pertenecían a la Hermandad del Carmen y los jopiches (penes pequeños) eran los residentes del barrio bajo. Los primeros eran mayormente pastores, ganaderos, obreros de las fábricas de textiles. Los jopiches eran “más finos”, y aunque muchos de ellos eran obreros, en su barrio vivía la clase alta, se encontraban mejores casas, y los edificios que representaban a las diferentes instituciones del Estado. El barrio bajo estaba más “urbanizado” que el alto, y de aquí posiblemente se explique el aumentativo y diminutivo de la palabra jopo con que se designaban. Esta distinción era muy frecuente y todavía hoy, aunque con menor rigor, se utiliza. Los niños juegan actualmente en la escuela partidos de fútbol, los jopones contra los jopiches. En el barrio de los jopones se corría el toro el lunes. El animal entraba en el pueblo acompañado de quince o veinte cabestros, se enlazaba en las astas con una cuerda larga y se arrastraba a fuerza de tirones hasta el atrio de la iglesia. Después de su visita a la iglesia, donde se veneraba a la Virgen del Carmen se corría por todas las calles del barrio alto, y los jopones rehusaban a que el toro pisara territorio jopiche. Era costumbre también de llevar al animal a una bodega y rociar su cuerpo con vino. |